Una planta medicinal es un recurso, cuya parte o extractos se emplean como medicamento en el tratamiento de alguna enfermedad.
La parte de la planta empleada medicinalmente se conoce con el nombre de droga vegetal, y puede suministrarse bajo diferentes formas galénicas: cápsulas, comprimidos, crema, decocción, elixir, infusión, jarabe, tintura, ungüento, etc.
El uso de remedios de origen vegetal se remonta a la época prehistórica, y es una de las formas más extendidas de medicina, presente en virtualmente todas las culturas conocidas; la industria farmacéutica actual se ha basado en los conocimientos tradicionales para la síntesis y elaboración de fármacos, y el proceso de verificación científica de estas tradiciones continúa hoy en día, descubriéndose constantemente nuevas aplicaciones. Muchos de los fármacos empleados hoy en día — como el opio, la quinina, la aspirina o la digital — replican sintéticamente o aíslan los principios activos de remedios vegetales tradicionales. Su origen persiste en las etimologías —como el ácido salicílico, así llamado por extraerse de la corteza del sauce (Salix spp.) o la digital, de la planta del mismo nombre.
Usamos plantas medicinales para tratar:
- Enfermedades del sistema digestivo Anorexia, vómitos, diarreas, hepatitis, enfermedad inflamatoria intestinal, etc.
- Enfermedades cardiopulmonares Enfermedad pulmonar obstructiva, asma, insuficiencia cardiaca, etc.
- Enfermedades de la piel Dermatitis, urticaria, alergias, etc.
- Enfermedades endocrinas Síndrome de cushing, hipotiroidismo, hipertiroidismo, etc.
- Enfermedades urogenitales Fallo renal, enfermedades de la próstata, infección del tracto urinario, endometritis, etc.
- Desordenes musculoesqueléticos Artritis, enfermedad del disco intervertebral, cojeras, etc.
- Desordenes neurológicos Hemiplejia laríngea, síndrome de Wobbler, etc.