Yaku, el viejito enfermo.
Yaku es un perro de aguas de 16 años. Es muy inteligente, más que otros perros. Lo conocemos a él y a sus hermanos desde que eran pequeños. Desde entonces han pasado 16 años, y nos ha visitado unas cuantas veces por algunos problemas de salud.
Pero un domingo por la noche del pasado verano acudió a nosotros porque se encontraba muy malito. No podía andar, vomitaba y no comía nada. Las últimas horas las había pasado tumbado y quejándose. Su temperatura era muy alta, y no reaccionaba a estímulos. Estaba muy débil.
Su análisis de sangre y la ecografía que le hicimos mostraron varios problemas serios. El bueno de Yaku tenía:
- PANCREATITIS
- PERITONITIS
- MUCOCELE de la vesícula biliar ( obstrucción de la vesícula que impide el vaciado de la misma )
Lo ingresamos hospitalizado con nosotros y expusimos la gravedad de la situación a sus dueños. Sus 3 enfermedades eran muy graves. Tan solo la pancreatitis podía acabar con él. Pero además tenía peritonitis, en las que un porcentaje alto de pacientes muere por culpa de ella. Y además una obstrucción de la vesícula biliar.
Y lo peor de todo, y complicaba aún más las cosas: 16 años de edad. Todo un anciano en nuestras manos, con varias patologías, a cual más grave.
Tuvimos la suerte de contar con unos dueños excelentes, que estuvieron de acuerdo con nosotros en intentar salvar a Yaku. No iba a ser fácil, pero teníamos su apoyo.
Nuestro primer objetivo fue que estuviera cómodo. Tanto la pancreatitis, como la obstrucción de la vesícula biliar producen cuadros de dolor intensos. Así que nos encargamos de suministrarle analgésicos intravenosos que hicieran las siguientes horas más llevaderas para Yaku.
Los dos primeros días nos centramos en resolver la pancreatitis y la peritonitis. Y solo cuando estuvo un poco mejor, nos reunimos con los dueños para plantear una cirugía para extraer la vesícula biliar. Había que hacerlo, pues podía ser la vesícula la culpable de todo. El problema era que nos enfrentábamos a una cirugía complicada, en un animal enfermo y debilitado, y con 16 años.
De nuevo contamos con la confianza de sus dueños, y todos decidimos que la única posibilidad de salvar la vida de Yaku era operándolo.
Encontramos la vesícula muy inflamada y dañada. Su contenido era tan espeso que había obstruido los conductos que llevan la bilis del hígado al intestino. Así que tuvimos que quitarla.
La cirugía fue larga porque había hecho adherencias a las estructuras cercanas al hígado.
En las imágenes podemos ver la fosa hepática una vez que hemos retirado la vesícula y la misma a la derecha.
Unas pruebas de anestesia hechas con anterioridad, una anestesia especial para Yaku y una cirugía cuidadosa hicieron que todo fuera bien. Despertó pronto de la anestesia y no tuvimos complicaciones en las siguientes horas.
Dos días después de la operación, Yaku se encontraba mejor y empezó a comer algo, cosa que no hacía desde hacía 5 días. Los siguientes días el pobre animal fue mejorando poco a poco. Por fin se levantaba y daba unos pasos.
Después de 8 días hospitalizado con nosotros, llegó el momento de que se fuera a casa. Comía con apetito voraz, paseaba y se encontraba fuerte y recuperado.
Unos dueños colaboradores junto con un especial cuidado del paciente en su anestesia y cirugía, así como durante la hospitalización, hicieron que un perro de 16 años con 3 enfermedades muy graves sobreviviera contra todo pronóstico.
Al escribir estas líneas han pasado 3 meses y Yaku está perfecto. Ha vuelto a correr por la playa y bañarse en el mar que tanto le gusta.
Etiquetas: cirugía, peritonitis